Me dice el brillo de tus ojos negros
que has llorado ¿por qué?
¿quién los anega?
Ojos que deben ser reflejo
de tus bellos momentos
de tus risas y fiestas.
Deja que yo enjugue tu mirada,
y no llores más por una pena,
que aquí estoy yo
que desde ya me erijo
en el firme bastión de tu tristeza.