¿Quién es? Siempre me pregunté.
Lo he pensado porque no lo sé.
¡Cierto, todo lo tuyo lo dudé!
Sí. Es que nunca te besé
***
Una noche llegó el eco de tu voz
y al escuchar esos sonidos del cielo,
se hizo en mí una ensoñación veloz.
Ese celestial sonido ya casi lo develo.
***
Mi corazón arrobado sonrió de gozo,
mis ojos lloraron de emoción
y mi sonrisa se tornó un retozo.
Te oí mientras tú cantabas tu canción.
***
Y ante la belleza de ese acorde lejano,
hasta mi voz se quedó presa.
Creo fue por la métrica del piano
y, más aún, por tu fragancia francesa.
***
Siempre y desde ese momento,
mi existencia te escuchó en solitario.
Así, con la algarabía de tu voz en el viento,
tu ausencia se me volvió un calvario.
***
Nunca he sabido quién eres,
pero mi triste alma al oírte se contenta
y las otras veces, en el silencio, se muere.
Es que mi alma de tu voz se alimenta.
***
¡Registro en mi mente todas tus notas!
Eres todo el canto que yo sigo.
Con tu voz todo mi ser alborotas.
No sabes cuánto me solazan tus sonidos.
***
No quiero dejar de escuchar tu canto,
por que tu voz está sembrada en mí.
Tú siempre fuiste mi gran encanto.
Por eso, todo mi amor yo te lo di.
***
Nunca te he visto en mi vida,
pero mi vida es toda tuya.
Mi vida nunca ha estado florecida
y quiero que contigo el amor fluya.
***
¡No sé quién eres pero lo presiento!
Te amé, desde que tu voz escuché.
Todo dio vueltas y no hubo desaliento.
No sé cómo pero enseguida te amé.
***
¡He sido tuya en tu canto y en tu voz,
si lo seré en la vida, sólo lo sabe Dios!