La gelatina se expande y los milagros
ya tienen nombre de mujer.
En el “País Olvido” los autos son atrevimiento
de falsos ídolos; en mi cuaderno
de imaginaciones las faldas son tan escuetas
como una contradicción sin resolver.
El horizonte se conmueve por momentos
y mi próximo reto es poder arañar
un trozo de ti.
El pañuelo del adiós se despide
de este cuerpo
y mi espíritu se transforma
en un “hasta luego”.
La gelatina se expande y los milagros
ya poseen tu nombre de mujer.