Debemos reunir a la familia
arrodillarnos y jurar delante de Cristo
ser libres o mártires.
Debemos arengar a los más pequeños,
a los más dormidos
a los más pendejos.
Debemos sacar la espada y levantarla al cielo.
Debemos afilar el puñal.
La orden ya está dada
hace mucho nos disparan a matar.
Debemos levantarnos todos ahora y a un golpe
y llegar hasta el final.
Los asesinos de hombres no pueden
gobernar a los hombres.
Pronto vendrán por nuestro hijo arisco
por el incienso y la mirra de nuestro hogar.