No, no es un día más. Es \"este día\"
que brilla en el rocío matutino
y que enciende a la vera del camino
la magia encerrada en la poesía.
Amarilla quietud de la arboleda,
el profundo azul se hizo solo cielo
y las aves dibujan con su vuelo
un bosquejo que el aire desenreda.
Hay una paz que vaga por la calle
a la sombra del viejo caminante;
en otro tiempo, ahora tan distante,
sonreía ceñido de su talle.
Ha escuchado su voz en la mañana
en el trino de un pájaro lejano,
son suyos los acordes de ese piano
que resuena en la cúspide serrana.
Asume el leve roce de la brisa
como caricia por su blanco pelo
y divisa, borroso por un velo,
el destello jovial de su sonrisa.
Tal vez alegre, acaso fatigado,
reviviendo su sueño aquel anciano,
con su paso lento, bastón en mano
retomaba el sendero, ensimismado.
Guardando para sí sus emociones,
en su breve plegaria repetía:
Gracias mi Dios por este bello día,
gracias mi Dios por todas mis visiones.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.