Yo prefiero valorar lo que tengo,
que mi hijo por desgracia, es tímido,
esa suerte que yo valoro,
ya que pasa conmigo mucho más tiempo.
Que nunca he sido reconocido en mi trabajo,
pues por eso desde hace infinito,
laboro para mi propia conciencia y autodesarrollo,
nunca ya atento al superficial y variable criterio.
Que nací ya algo roto o desperfecto,
nunca he conocido la visión total o perfecta,
me siento cómodo en el relativismo no lastimero,
y no siendo nunca del grupo que se ausculta.
No sé, el positivismo es algo que nace de dentro,
y se expande y se hincha en lo minimalista,
en los detalles de lo etéreo y ético,
y necesita de la expiación de la empatía.
Me encanta estar solo, no entiendo bien la excesiva ambición,
Ni la envidia, ni el deseo de que le vaya mal a otro,
mi mayor enemigo es desde hace mucho, yo mismo,
los demás enemigos como mucho, me da igual su criterio.
No siempre siendo sincero ha sido así,
ha habido épocas que he deseado el mal ajeno,
eso sin duda pudre tu equilibrio y positivismo,
ahora si evito el falso amigo y al enemigo.
Yo valoro mucho lo que tengo,
por ahora una salud buena de hierro,
no soy huérfano, en el trabajo me lo he sentido,
pero también hace tiempo que no me afecta.
Hay personas que quieren ser mis amigas,
yo por supuesto no me cierro a ellas,
pero mucho las analizo y estudio,
ya no me gustan nada las sorpresas.
Y a partir de ahí, de lo mucho que tengo,
cualquier mejora me hará más rico,
cualquier derrota será algo probablemente nimio,
porque yo sé lo que es partir de cero.