Mi corazón ya sabía
de tu divina existencia,
y quiere que tu presencia
ilumine el alma mía.
Sin mirarte todavía
ni gozar tu incandescencia;
mi corazón ya sabía
de tu divina existencia.
¡Que tu eras la poesía
que trae de amor esencia
con magnífica cadencia
toda llena de armonía,
mi corazón ya sabía!
Autor: Aníbal Rodriguez.