Como pantera al asecho
me mirabas con desafío,
era la noche más oscura
de todas mis despedidas.
Sobre un febril enebro
Esperabas la ocasión
para asestar tus garras
sobre mi cobardía.
Trataba de no mostrarte
el espanto que corría
por mi brazo y espalda
como sudor y sangre.
Después de un respiro
con mi voz sutil emulé
ferozmente la sombra
de tu ego y tu olvido.
A pesar del miedo a perderte,
confronté tu orgullo al verme
como un caminante malherido
en un bosque lejano y sombrío.
No tenía dagas en mis manos
con el cual poder defenderme,
porque creí que tu compañía
no sería ninguna amenaza
por los senderos que solíamos
recorrer juntos, aquel entonces.
Justo después del terror,
que causaba tu despedida,
volví encontrarme yo mismo,
sólo frente a un pedernal.
las piedras fue el lugar
donde derramé las lágrimas
por esa terrible extenuación
que causaste al marcharte.
A un paso de abismo
me detuve a evocar
fuertemente tu nombre,
sabía que era la última vez
que en mi vida te mencionaría,
el eco trémulo de mi voz
se escapó para siempre,
se fue para no volver.
Autor:
Alex Gramt