lúdico

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Silbaba el viento a ras de la ribera ocre.
Los perros, curioseaban con su olfato
tenues huellas de un cui en su rastro.

Disipado en la espesura de los montes.
acicalabanse en las olas, cuatro patos
bajo la imprecada luz del horizonte.
Surtiéndole al juncal baño de bronce
en el humedal de biótico sustrato.

—Yo hachaba un palo seco—
para incentivar la hoguera que espanta el frio;
con voz de hielo ella me dijo:
—Negro, ya no cortes más leño.
No estaremos aquí, para el próximo invierno