Tu amor estaba escondido
entre nubes vaporosas,
y fulgentes mariposas
a mi pecho lo han traído.
Por haberte conocido
suenan campanas gloriosas;
cual sonatas prodigiosas
llenas de gran colorido.
Al escuchar sus arpegios
mi corazón se estremece,
con tus formas delirando.
¡Son tus encantos tan regios,
que en suave vaivén se mece,
deseo que esta flotando!
Autor: Aníbal Rodríguez.