El cielo me tiene preocupado.
Adivino en su triste gris nublado
la lluvia que caerá más bien pronto,
y lo hago mirando muy atento.
Tengo ese fondo desconfiado,
que si miro al cielo y está cantado
que las gotas de lluvia están a punto,
es que caerán en cualquier momento.
Así que llevo un paraguas colgando
no fiado de lo que cae del cielo,
al menos si lo hace empapando.
Ya que yo no me mojo ni un pelo,
al abrigo y quizás abusando
de esta mirada de tonto y de lelo.