MARDON

CONDENADA…

Condenada a vivir amándote,

en este pusilánime letargo

que me sabe a limón amargo;

las horas se desvanecen

contigo en mi pensamiento.

 

Condenada a vivir deseándote,

en esta terrible oscuridad

que solo se esfuma si estas

aquí, conmigo, con tu voz,

traspasando mi eternidad.

 

Condenada a vivir extrañándote,

pidiendo que ya se acabe

este tormento de no tenerte,

a sabiendas que es en vano,

en el infinito etéreo buscarte.

 

Condenada a un dolor inacabable

de saberte fuera de mi espacio,

perdido en tu propio universo;

mundos paralelos inconvergentes,

donde el anhelo se niega a fenecer.