-Única bendición presente en el banco de la plaza,
esa sombra oscura de la mora en un verano aciago,
consuelo del sedente solitario, reclamando una coraza
si la cita con ella se escondiese en el reloj del rezago.
¿Por qué no viene a calmar nostalgias y angustias
y aun pactar la despedida del ya moribundo romance?
margarita de plástico, sin condolencia de flores mustias,
amnesias de antiguos besos, cuarentena, tajo del percance.
Otra vez retumba en el alma la edípica e infantil pena
censura de atributos de celofán del gris niño sin Reyes Magos,
fantasía de mercedes sentenciando muy injusta la condena,
convulsión de peregrinas memorias en psíquicos fárragos.
Cumpleaños sin postres del frio julio ni sus cálidos chocolates
menos un juguete de frágil madera, tampoco en una hoja de latón
apenas un barato librillo moderador de futuros e inciertos debates,
erróneo acertijo que no hubo hábil carpintero ni elocuente sermón.
A veces, cuando duelen los recuerdos, se vuelve al banco de la plaza,
ya la mora, fraterna por el pesar, poco a poco a dos seres secó
y uno, en tristeza vital, sigue paleando, pesada la argamasa
...aunque el tiempo del chambón albañil y rudo orador ¡aún no cesó!