Cuando tu cara inclinas
ante el suave jadeo
de mi boca al acecho,
mi alma entera se excita.
Busco el beso en la esquina
de tus labios, que prestos,
provocan un gran vuelco
que de ti, me hace adicta.
Mi cuerpo lanza rimas,
mis manos hacen versos
cuando tomas mi pelo
y en tus dedos lo asilas.
Un susurro bautiza
nuestros nerviosos cuerpos,
que repletos de sueños
en el amor culminan.
Anna Gutiérrez