Tengo una mujer en las entrañas
que secuestra mi letra y enajena las palabras
surge para sublimar los vicios que palpitan de madrugada
Los mitos le componen el alma
y centenas de alegorías alojan sus cabellos
el viento poseído desprende no se que simbología
para encarnarme eterno a su tristeza
Puedo decir que sufro de abstenerla
ya que su aura degusta compleja melancolía
amarga para las lenguas dóciles, elixir
para los labios secos.
Cuanto quisiera derrocar esta simbiosis
pero el instinto la atrae como ahogado que
la marea devuelve
para hacer liturgia con mis vicios entrañados.