Cuantas caricias hacen falta
para amoldarme a tu futuro
y compartir las alas del destino.
Cuantos momentos más quedarán por vivir
y cuanta tierra por caminar
les tocará marchar a nuestros zapatos.
Cuantos centímetros de ambos cuerpos
quedarán por descubrir
en tantas calles vacías
en tantas fechas postergadas
tantos problemas sin resolver
que ya no quedan relojes que soporten
nuestros ojos.