aquí me llegas con todas tus roturas
y se narcotiza la noche,
y tú: hila que hila,
saturando mi vida de tiernos nudos.
la última ceremonia de esta noche
-oficio de los insomnios-
será este sueño siempre mío,
raudal desde tu boca al abismo, al olvido...
desbordada como una cifra en el mar,
metros cuadrados, alba en las alforjas
y botón de la luna. así te concibe mi corazón
esta noche salpicada de recuerdos.
sabes, el mundo mío cabe en ti, pero poco importa ya,
importa el golpe permanente de la melancolía
evocando tu transitar de mujer bajo la lluvia
para que la noche gane su olor a vainilla...
resbalan desde ti todos mis minutos
y puedo verte: inédita, ingrávida, de tinta fresca.
ni siquiera diez soles más podrán borrar
la sombra de tus pasos en mi desierto.
eres noventa por ciento del polvo que llevo
encima y el resto de mí son tus lunares,
tu oficio recién descubierto en mi lado izquierdo
y tus cosas simples hechas versos.
sin respuestas, sin tus círculos para adorar
ando como andan los gatos a punto de saltar sobre la luz...
¿me perdonas?, es que esta noche ando todo anegado
de tu ausencia…