Caudal de agonía es tu ausencia
Tu insoportable indiferencia
Que ha lacerado mi alma impía
Y no hay alma como la mía.
-*-
Ahora pensarte es clavar
mil puñales en la herida.
¡En otra vida que he de tallar,
en mi humanidad sin vida
y con los versos de tu huida!
-*-
Tanto ha sido amarte vida mía
que, era difícil tan sólo pensar,
que yo, que yo, podría dejar,
dejar de amarte, algún día.
-*-
Tus pálidas sombras caminan
por las noches sin rumbo...
Buscando van, por allí, su destino.
Iban a encontrase con las mías.
¡En un lustroso y frío camino!
-*-
Aún no he logrado saber,
si en mi afán de quererte,
eran tus penas o las propias,
esas que yo he inventado,
cada vez que te he amado.
¡Pero, eso lo he de saber!
-*-
Son esas sombras las que gritan
en desesperado dolor y agonía.
Es por la espera que se alarga
en las noches sin estrellas;
esas que no tienen melodías.
-*-
Te veo ir y venir con tus galas
y quiero cumplir mis antojos.
No se requieren las antesalas
pero, a veces, me falta el arrojo.
¿O es tan sólo el espejismo
de mis anhelantes ojos?
¡Son simples mis ilusiones:
Leer tus poemas y oír tus canciones!
-*-
¡Mis ojos te miran de repente!
Te veo sentado frente a frente.
Para contarme un triste devenir.
¿O es qué eso lo veo venir?
¿Es una quimera, una ilusión?
-*-
Son sólo las sombras oscuras
de los fantasmas del despecho.
Quizás son las penas que corroen mi pecho
o es la falta de tu amor que me tortura..
-*-
¡Acaso, tú sabías lo qué hacías?
Yo no sé, cómo lo lograste!
Es que, de un certero golpe mi alma mataste.
Te apartaste y yo no lo merecía
volvías y yo perdía mi cordura.
Hoy, por ello, mi conciencia abjura.
-*-
¡Aquí estoy, no para morir por ti,
Aquí estoy para vivir por mi.
Contigo, de la vida, nada espero.
Por eso, ya no me desespero!
-*-
¡Los pasos de la muerte me persiguen!
No quiero que me castiguen.
Por eso, ahora despliego mis rezos.
¡No deseo vérmelas con tus besos.
-*-
¡Quiero que Dios sus bendiciones vierta,
porque contigo, ya yo estaría muerta!
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