Aquí estoy sentado entre mi donación, mi requerimiento y mi sentir.
Los tres somos uno en nuestra soledad y el temor que nos une
es profundo fuerte y extraño.
En realidad esta locura es más profunda que mi ser,
más fuerte que la mirada de mi ego
y más extraño que lo insólito donde permanezco.
Somos confianza y respeto, no obstante, estamos solos
y nadie nos visita,
a pesar de que con una mirada casi completa y sin trabas,
no hemos hallado consuelo. Puedes decirme.
¿Qué consuelo puede haber
para el deseo controlado y la pasión inexhausta?
¿De dónde vendrá el amor que Dios
nos ha mandado para aplicarlo?
¿Y qué mujer podrá adueñarse de mi corazón?
En el silencio de la noche,
en sueños y suspiros susurra la incógnita
de mi forma de agradecerle a nuestro Señor,
un nuevo amanecer y que mi mañana
sea más elevada en el prospero transcurso
de mi mundo eterno.
Sí, aquí estoy sentado, entre mi ser, mi ego y yo.
Los tres somos uno en nuestra soledad
y el amor que nos une, es en verdad
profundo, fuerte y extraño...