Descalza vas por la mañana
por el campo de amapolas rojas
y en tu sentir de tu alma brota
la sonrisa, de la alegría que emana.
Aman tus ojos el paisaje
y sientes la melodía del cielo
llegando dentro de ti el anhelo
de un amor infinito en tu viaje.
Te miro a lo lejos y al contemplarte
entre el sol y el campo conjurada
cual hermosa luz de una hada
me dan grandes ganas de besarte.
Un manantial grande es tu belleza
acariciando la mañana tu porte
como bella perla en su pureza,
haciéndote reina con su corte.
Quisiera que respires en mi hombro
por que el aliento de tu boca me desnuda
mi boca contemplándote se queda muda
mientras tus pasos desnudos alfombro.
Levanta el aire su melodía
sobre la estatua de tu sombra luminosa
y hace bailar del rosal la rosa
olvidándose del sentimiento que la dolía.
Yo quisiera tocarte amada mía
y que mis dedos sueñen si te toco...
Autor. Augusto Cuerva Candela
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