El hombre dejó colgada
su voz en el aire de las calles
con ruidos parecidos al de las
motos y cornetazos hirientes
que perforan los tímpanos de las casas
y dejan un silencio amargado.
Nada se escapa. Volteando al mundo
sobreviven.
¡Ah!; pero están muertos.
La desesperación los resucita para seguir colgando su voz en el aire de las calles.
Autor: Tibaldo Borjas.
Venezuela.