Herido a bocajarro, amor vencido
Todas las veces que lo he maldecido
Son las mismas que lo he brotado.
Como raíz que trepa las piernas de un gigante
Y hasta su frente firma su latido donante.
Y rascan el cielo sus miles de alaridos.
Amor de balaustrada en el firmamento.
Herido en toda su gracia en lo más adentro
Por los ecos se descosen sus llantos secos
Como grietas perpendiculares que acunan el centro.
El centro comido, transitado, vapor de mil alientos.
Emigra hacia las extremidades del vivir queriendo.
Como las prótesis del alma que muere sintiendo.
El centro descentrado arañado aunque contento
Rayote de una vida, pegote discernido
Como el nombre escrito en el viento.
De quien soy, seré y he sido.
El centro detenido, sensible y troquelado
Laboratorio de los olvidos que allá reinaron
Mediocre y vertebrado, sin escamas y con pétalos.
Marioneta en tantas camas.
Lienzo que despierta en el muticolor consagrado
De una vida polvorienta:
Por la que tanto tiempo ha andado.