AIexis

Discursos que matan.

Cuánto despreció emiten tus palabras,

que hieren, que matan,

que obligan a unos cuantos 

a cometer actos violentos

sobre si mismos.

 

Cuánto odio emite tu discurso, 

que envenena la sangre de los distraídos, 

que destruye la calma de los precavidos, 

y desdibuja la mente de los malditos. 

 

Si por ti fuera el mundo estaría destruído,

tu lo dejarías en ruinas, 

sangrando en la oscuridad 

que se apega a tu sueño bendito. 

 

Pues la única idea que veneras 

es la de ver el mundo muerto 

antes que ver el dolor que generas 

en todos aquellos que escuchan tus gritos.