Boicoteando los dulces y finos planes
de la saturada oscuridad,
surto efecto en mi capacidad de sobrevivir
y dirijo mi humanidad hacia aires mansalvos.
Abajo quedan esas criaturas galliformes, opacas,
que, profesionales en lo suyo, se ocuparon
de morder, manchar y pisotear
a mis sueños y a mis esperanzas.
Estas ultimas, tan corrompidas,
ensimismadas en sus llantos y en sus porques,
no pueden creer estar en pie,
se tocan la panza y reconocen los colores del firmamento.
De alguna forma, me siento salvado,
aunque a esta libertad no la pueda asir demasiado,
sino que tan solo supongo, digiero
que es mia, que soy merecedor de su apoyo,
mas no tengo la firme sensación
de armonía y sustento.
Aprendiendo los pasos, una vez mas,
no me dejo encandilar por tan suculento bosque
y me detengo a separar las malezas,
encontrando ese camino,
el que me llevara a esa persona, a esa mano
quien tendió sus esperanzas y las hizo una con las mias.
Su rastro me lleva ventaja,
pero estoy seguro que se ha detenido
en ese paraiso lejano,
para esperarme y juntos
curar heridas
y levantar miradas.