Eras muy pequeñito y embarcaste
con pinceles celestes de tu tierra
para aventar fantasmas de la guerra
la pureza en los ojos te quedaste.
Oh! Génova lejana ! Recordaste
al golpear el yunque entre la yerra.
Azul era aquel mar que nos entierra!
Nunca volviste. Sé que lo pensaste...
Cuando pisé tu Patria la hice mía.
Cuando vi los albatros en la bruma
que volando tan ciegos rebatían
en las persianas, supe lo que unía
el sabor de tu mar que lo perfuma.
¡Mi infancia fue feliz, les contaría!
Amalia Lateano