A mi me tocó la dicha
de que al despertar cada mañana,
me mires con tus ojos.
Mi corazón es arena que absorbe tu mirada.
Mis ojos tienen el privilegio
de ver en tus cabellos, la cascada.
Yo soy la planta trepadora
que trepa sobre tu tronco
y te envuelve apretadamente,
pero sin ahogarte,
y sin intervenir en tu crecimiento.
Ambos nos hacemos uno
y nuestras pupilas se unifican
para mirar la misma imagen.
¡Tus pies son tan frágiles!,
se arquean como un arco de guerrero,
cuyas flechas pegan en mis deseos,
y sucumbo sin pelear;
pues la paz... es mi tendencia.
Tengo la dicha, la fortuna,
no puedo llamarlo de otro modo,
de que estés a mi lado,
y que los dos vayamos caminando
juntos, de la mano.
¡Lety, mi amada... cuánto te amo!.
Autor:Bernardo Arzate Benítez