Terco corazón que insistes,
sujetas tu voz a su vuelo,
ruegas, pero ella resiste.
Tontos tus latidos eco,
ella no escucha, te ignora.
Y tu sangre llega a los ojos
pues al partir, tu alma llora.
¡Terco corazón no viste
que su corazón fue roca!
Deja de llorar, persiste,
y hoy tu revivir consiste
que rojo vuelvas a amar.
Terco si…Terco una vez más…
Lic. Isaías González Arroyo