Uno es el color de lo que hubo amado,
Que se aferra a nosotros mentiroso y distinto,
Se esconde en el desván, allí donde no vamos
por miedo a la locura y a las palabras tiernas.
Yo me doté de bolsas del suero de mis ojos,
Yo me doté de botes del cielo de tu boca.
Y a rastras me resisto a no volver a ser
Aquel que fui aquel día.
Yo sigo en ese espacio, yo vivo en ese tiempo,
En el cabalgo fiero dichoso y bien nacido….
En el lugar prohibido, uno de aquellos tantos…
Me dices : “me moriría en tus hombros”.
Llorando te contesto: “yo moriría en tus brazos”.
Amor que es “Todo Entero,” en el cabe la vida,
Y suena, allí en la calle a leguas de distancia
Un trueno malhechor, la lluvia apasionada.
Yo rendiré tributo, en mi somos los dos,
A tantas tardes placidas, a tanto regocijo,
A la pasión extrema seguida de la calma.
Me tocabas el pelo, rizado lo querías,
No te escribía poemas, la vida me decía:
“¡víveme! ¡Víveme!...me escribirás mañana.
Paco José González