La España vacía amanece,
en lugares de vidas e historias,
donde hoy el silencio se mece,
sin palabras, ni memorias.
Sus calles miran sin aliento,
al cielo marcado por la tristeza,
el sol, la lluvia, y el viento,
son fantasmas de la naturaleza.
La vida no corre por sus venas,
los perros no rasgan la soledad,
y el viento sopla con pena,
los niños ya no juegan sin parar,
Algún pueblo se ha ahogado,
en un pantano excedentario,
y lo único que se ha salvado,
es la torre de su campanario.
José Antonio Artés