Hace milenios
que me engulló la inocencia el sumidero
que vomité la fe en la justicia
que me arrancaron la piel de la esperanza.
Hace ya siglos
que me cegó el resplandor de la mentira
que uso gafas de sol polarizadas
para ver solo aquello que aun soporto
Hace cien vidas
que me arrancaron los tímpanos en vivo,
que apenas yo me escucho
preguntar sin hallar más que preguntas.
El tiempo aúlla
por entre las callejas olvidadas
barriendo sueños
arrancando utopías arrugadas
mientras una lluvia fangosa las arrastra
al mar de la cloacas.
Y sin embargo
de vez en cuando presiento un mundo nuevo,
escucho cantos de guerra entre los ecos
de la desesperanza
y enciendo hogueras
presagiando en la noche de los tiempos
la muerte de una era.