Vara de Esculapio
Olimpia de la Hélade antigua:
De poemas , mármoles y olivares
Azul de la tregua mediterránea
Sagrada y cantarina tras Victoria
En el éxtasis del currículo combativo
Del discóbolo y la volátil jabalina
Pulsos de bellos artistas y armónicos atletas.
Carreras de pie chico; saltos largos
Aurigas de riendas veloces y dúctiles.
Cantos de coreutas a la paz
Que el fuego divino de Prometeo
Comprometía la épica y donaba el laurel.
Volvían los semidioses
A sus tierras de nacencias
Portando la Gloria triunfal
Con la musical recepción
En las polis de siringas y de liras.
´De pronto todo se fue, desertificado…
Que nuevas espadas y otros dioses
A los mega gymnos y agelas,
Trocaron en Circos y pedanas.
Pasaron hasta milenios…
Pero a los siglos, ¡ volvió Olimpia!
Moderna, contemporánea y automotriz,
Científica, consumista y tecnológica
Y desde Ámsterdam y Colombes
Hubo ambrosías
Para Celestes campeones de la bola,
Nativos del pequeño Uruguay del Plata
Pectorales con relicarios de áureas premiaciones.
Después de aquel renacimiento olímpico
¡Nunca más!
Que se enmudeció sin verdes el laurel.
No lo busquemos por allá,
Replantémoslo plácidos aquí
Y cuando su tiempo llegue
Volvamos a la Nueva Acrópolis:
¡Nos aguardarán enamoradas las Cariátides!
Gastemos en tanto solo energías y esperas
En atlética recreación y en sanidad
Del endogámico deporte social y nacional
Sin cautivar la utópica presea
De una fantasiosa medalla
Que ya alguna vez podremos militar
Con el franjeado pabellón ¡bien arriba!
Entre canchas, pistas, tatamis y garrochas.
Custodiemos los recursos del común
Los del sacrificado erario paisano
Hasta el alborear del renacido día.
Que no se impida, con recursos propios,
A nadie la aventura inmadura y exploradora,
Sea un intento milagrero por osada excursión.
¡Esperemos! ¡Esperemos!
Forjando los físicos y las mentes del porvenir
En Estadios escolares y liceales
…y que Zeus y Esculapio
¡Nos aguarden!