Alfredo Saez

-Recogimiento…luego Volver!-

 

Vara de Esculapio

 Olimpia de la  Hélade antigua:

De poemas , mármoles y olivares

Azul de la tregua mediterránea

Sagrada y cantarina tras Victoria

En el éxtasis del currículo combativo

Del discóbolo y la  volátil jabalina

Pulsos de bellos artistas y  armónicos atletas.

Carreras de pie chico; saltos largos

Aurigas de riendas veloces y dúctiles.

Cantos  de coreutas a la paz

Que el fuego divino de Prometeo  

Comprometía la épica y donaba el laurel.

 

Volvían los semidioses

A sus tierras de nacencias

Portando la Gloria triunfal

Con la musical recepción

 En  las polis de siringas y de liras.

´De pronto todo se fue, desertificado…

Que nuevas espadas y otros dioses

A los  mega gymnos y agelas,

Trocaron en  Circos y pedanas.

 

Pasaron hasta milenios…

Pero a los siglos, ¡ volvió Olimpia!

Moderna, contemporánea y automotriz,

Científica, consumista y tecnológica

Y desde Ámsterdam y Colombes

Hubo ambrosías

Para Celestes campeones de la bola,

Nativos del pequeño Uruguay del Plata

Pectorales con relicarios de áureas premiaciones.

 

Después de aquel renacimiento olímpico

¡Nunca más!

Que se enmudeció sin verdes el laurel.

No lo busquemos por allá,

Replantémoslo plácidos aquí

Y cuando su tiempo llegue

Volvamos a la Nueva Acrópolis:

¡Nos aguardarán enamoradas las Cariátides!

 

Gastemos en tanto solo energías y esperas

En atlética  recreación y en sanidad

Del endogámico deporte social y nacional

Sin cautivar la  utópica presea

De una fantasiosa medalla

Que ya alguna vez podremos militar

Con el franjeado pabellón ¡bien arriba!

Entre canchas, pistas, tatamis y garrochas.

 

Custodiemos  los recursos del común

 Los del sacrificado erario paisano

Hasta el alborear del renacido día.

Que no se impida, con recursos propios,

A nadie la aventura inmadura y exploradora,

Sea un intento milagrero por osada excursión.

 

¡Esperemos! ¡Esperemos!

Forjando los físicos y las mentes del porvenir  

En Estadios escolares y liceales

…y que Zeus y Esculapio

¡Nos aguarden!