Se fueron las hojas muertas
del roble inglés de mi casa,
el viento de la borrasca
se las llevó de repente
y no quedó ni una sola
de la noche a la mañana
para mirar dónde están
mientras volaban muy lejos
alrededor de la plaza.
El viento frío de otoño
las sacó con inclemencia,
las llevó sin compasión,
el roble inglés de la casa
sin sus hojas se quedó.
Como ese frío de otoño
muchas veces me quedé
sin hojas para cubrirme
del alma mi desnudez,
y te añoré desde el fondo
de mi triste corazón
pensando en cubrir mi vida
con tus besos y pasión
aunque al final de la historia
todo quede sin rencor.