La Lavandera
(Inspirado en el poema La Hilandera de Eloy Blanco)
Apesadumbrado un hombre
a su esposa proclamaba
cuando el envero del cielo
en sus ojos, sollozaba…
Mujer, tú que a diario lavas,
los trastos, la sucia ropa,
los manteles de la casa,
de mis faenas las mudas,
los ajuares de la cama...
Mujer que tienes tus manos
del agua del río ajadas,
Agobiadas por rocíos,
por las silencias llagadas…
Esposa tú que refriegas las penas
en las bateas del alma
Friegas aun, cuando tus manos
de tanto fregar desangran…
Lavas mujer las heridas
de los claustros de mi alma.
Mujer, tú que a diario lavas…
Cuando este domingo vayas,
toma un puñado del agua
cristal de la benditera
donde la virgen de Chasca,
para que unges las hiendes
donde urgen las desánimas
Mas en su ermita de agua
Cripta del recogimiento
recoge tú, tu lamento,
en la ofrenda de las lágrimas…
Mujer, tú que a diario lavas
permíteme desaguar,
tu dolor en esperanzas
y colmar de amor tus besos
y calmar el ardor en tu alma
¡Es que he encendido
una pira, en la forja de la casa!
Así el obstinado tiempo, que a todo,
lo doblega y lo desgarra
no urja al gélido invierno
de invernal desesperanza
Y sea la flama en la pira
Quien de amor ahonde la llama
y aniden de amor mis besos… en tu boca
Mujer, tú que a diario lavas…