Amaneció ese día
-tú dormías aún-
como se acercan
los pasos de un tigre
a su presa
tras una larga noche
de Luna Llena
al borde de una montaña
muy lejos
donde todo es verdad
tal como decían los cuentos
más antiguos
La luz lanzaba cuchillos
afilados entre la madera
de la cabaña
hacia los rincones del hogar
que despertaban
de la noche de Luna
de los lobos
Un lago en el centro
de un cuadro
de ese lugar
aún refleja láminas violeta
y nieve
y resplandores
de Sol fragmentado
Pero sólo se aproxima
con pasos silenciosos
el espíritu
de Sher Khan...
Así entró la luz
e inició el día