Como cristal de roca
a veces me veo
que brilla bajando su intensidad
con la tormenta.
Hiervo en tierra de fuego
sosteniendo el calor en mis manos pequeñas.
Habito los pliegues de la ternura derramada en mi pecho
tendida sobre un campo verde
echando en falta
aquellos cuentos de flores
que escuchaba de él
abanicando con su voz serena
y la dulzura de cien primaveras
floreciendo en su mirada.
01/08/2021