De nuevo viene
la nieve a la montaña
de cada invierno.
Su manto blanco,
repleto de belleza,
inmaculada.
Tú lo recuerdas
guardando su hermosura
para tus pies.
Y ellos rompían
la nota de silencio
que te ofrecían.
Duerme la nieve,
igual que ayer dormía
en dulce lecho.
Vemos por ella
los gamos y rebecos
y algunos cuervos.
Nieves silentes
que abrazan y enamoran
con su candor.
No sé, si un día,
los hombres serán libres
como esta nieve.
Nieve del cielo,
suspiros de los dioses,
versos que duermen.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/21
Otra vez la nieve y la lluvia del cielo. Es como esas lágrimas perdidas que nos dejan las estrellas y que, lentamente, llegan hasta nuestros ojos en la noche rasgando el cielo, y dejando una sensación de ternura en las almas.