Raiza N. Jiménez E.

Los Retos de Delmira.-

Delmira, La Nena grande, que nunca creció.

La poesía era su escape y, su verbo atrevido.

En ellas volcaba su inmenso caudal no vivido.

Fue así, cómo la vigilancia parental, evadió.

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¡Un león recluido crece en el dolor y mata!

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Delmira, era la Diosa de la palabra amorosa.

Contundente y clara para escribir al amado.

A esta chica hasta el amor le fue censurado.

Deslindada de su Era fue una mujer fogosa.

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¡Le fluían las rimas, ya que era, poetisa nata!

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Rubén Darío, la leyó y alabó sus recios versos;

le respondió con alabanzas ante su bella prosa.

Hoy, es apreciada y admirada por el universo;

por su arte y por sus gracias, como una Diosa.

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¡Aún sin conocerla, su poesía su primor retrata!

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Elogiada fue por unos y atacada por manumisos.

Así, entre luchas, su vida y su poesía perfeccionó.

Y, aun teniendo amor su vida jamás fue un paraíso.

Relatan que, al final, su amado esposo, la asesinó.

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¡Nació marcada por una cruz de la muerte en vida,

Ya que sus ductores, eligieron vivir por ella su vida!