Página en blanco aguardando un poema
como flores de un lapacho inmaculado
esperando que la primavera lo desnude
y una llovizna mentirosa lo acaricie.
El hambre de las tierras olvidadas no basta.
El sueño del poeta amanecido no lo abarca.
Con brazos en cruz y manos sedientas
la inmensidad del alma sonríe
en el esplendor de su anhelo.
Tiene forma de mujer parecida a la de Venus.
Del olvido hizo presencia y del pasado una estrella.
Se rompe la flecha del arco soberbio vestido de azul,
Y aguanta en silencio, de su propio vuelo, la gran ilusión.
Se ven las arrugas de hermosas ventanas que oyeron su voz.
Y en las madrugadas el sonar lejano del tiempo en adiós.
Mi página en blanco aguardando un poema,
talvez algún día escribir pudiera su nombre prohibido,
ver su niño en brazos y como aureola mi felicidad.