Echado en mi cama, mediodormido
Confesando a mi gastada almohada:
Los huesos me duelen y mis brazos se duermen
Hace tiempo no cambio de posición
Boca a bajo esta cama es mi lecho
Ella sabe más de mí que cualquier otro
Si alguna vez alguien ha visto un pozo a los ojos
Entenderá que los párpados son dos pesadas mantas que se cierran
La música suena fuerte, hacen ligero el entierro
Tirándome más hacia lo hondo, y yo sin paracaídas
A mi lado una fiesta me irrita. Me confunde:
¿Será la música que explota?
¿Será mi mente que se agota?
¿Será mi corazón perdido en esas notas?
“Ando loco y prendido” se escucha
¡Ja! ¿No han aprendido que la locura lleva a la horca?
Bailan y gritan como si el mundo no escuchara
O como si ellos no escucharan al mundo
A la vida que los espera afuera con un garrote
De todos modos no he sabido determinar
Si la locura es cosa de la mente o del corazón
Quizá de las dos o de ninguna, ni me importa, me da sueño pensar
Es que los sueños me pesan más que los ojos
Y no me duermen, me agotan.