\"Aquí me tienes, de nuevo frente a ti. Me siento tan frágil y fuerte a la vez. Me desnudas completamente, sin siquiera tocarme. Tu mirada penetra profundamente, en mi corazón. Tengo mis sentimientos a flor de piel; siento cómo me estremezco cuando te acercas lentamente hacía mi. Me posees entera, y sin prisa. Vas trazando en mi piel, tus suaves caricias, como si tus manos fueran el pincel sobre un lienzo. Tu voz, tus palabras, me llenan, me completan, me seducen. Estoy a tu merced; nos miramos fijamente a los ojos, y siento ese deseo ardiente que nace desde nuestro interior; nuestra respiración, acelerada y jadeante, deja escapar suaves y leves suspiros; la habitación arde de pasión, provocada por la desnudez de nuestros sentimientos y de nuestro ser.
Y así, nos entregamos completos, y somos corazón, mente, cuerpo y alma, a la vez. Nuestro amor, desmedido, puro y cálido, va llenando cada uno de nuestros espacios vacíos; tú y yo, llenándonos, amándonos, y entregándonos, a nuestra manera: tan romántica, tan llena de deseo, con un toque de inocencia y ternura. Y en esas veces, en las que no había necesidad de despojarnos de nuestras prendas, tan solo nos bastaba cuidarnos mutuamente, estar siempre juntos sin importar las circunstancias, sonreirnos, hacernos bromas, ser niños y divertirnos; tenernos el uno al otro, solamente para amarnos cada día.\"