Evocaba ella, aquella frase mágica:
“Todo lo que pidas a él, será tuyo”.
Ojalá y no sea experiencia trágica,
pensó la hermosa dama, con orgullo.
-*-
Pero, una silente voz interna la alertó:
Mujer, cuídate de requerir imposibles.
Algo en su corazón con ímpetu vibró.
Captó el mensaje, era un ser sensible.
-*-
Ella, mirando a los cielos a Dios pedía,
qué su conjuro, realidad se volviera.
¿Qué hacer con Ella, Dios se debatía?
Ý esperó Él que, otra vez, ella pidiera.
-*-
Nada sereno estaba a esta hora el cielo.
Grandes nubarrones rosados se venían
e iban en surcos, descorriendo el velo.
Él veía las sandeces que unos le pedían.
-*-
¿Qué hacer con esta dama creyente?
¡Ella atesora un sueño y es su anhelo!
Una idea resplandeció en esa mente.
Le daré algo que servirá de consuelo.
-*-
Haré de la borrasca una verdad sutil.
Sí, quizás trocaré esas nubes en Rosas
o forjaré de estas, a un caballero gentil,
para ofrendárselo a una dama preciosa.
-*-
¡Sé cuidadosa al pedir algún imposible,
ya que Dios, te lo podría hacer posible!