Fuiste la luz en mi colina,
aire y paz en mi caminar,
bajo tu manto me refugié
en noches oscuras y vacías.
Bajo de tus pies blancos
vine a vivir mis últimos días
en la soledad desnuda y fría
a la sombra de mi huerto.
Con dulzura y alegría
acepto el rocío de la noche
tras de una reja florida
imploro cada día paz y armonía.