AL LEÓN NO SE LO TOCA
Qué no te asombre, títere cautivo,
con alas desplegadas sobre el barco
si dimos en el blanco destructivo
y ahora la figura está en un marco.
Con el vuelo otorgado permisivo
creíste ver pichones desde el arco
del triunfo, mas lo tuyo tan nocivo
fue rey del mar cayendo luego al charco.
Un juego de poder con una bala
hiere, pero no mata a un centurión
si su equipo peligra o se acorrala.
Si hay incendio en la selva no hay perdón
porque arrasa con toda hierba mala.
No se tocan los huevos del león.