Pensé que la vida sería otra,
un juego diferente tal vez,
de esos de arroparte como a un niño,
de los que te llevaban en brazos
y te acunaban divertido,
Ay, aquellos tiempos fáciles…
Pero la vida cargó su carro de imprevistos
y soltó aquí y allá lo que el destino,
obediente, le había marcado ,
sin dejar un espacio para pensar,
invisible para las decisiones meditadas
o los buenos deseos por cumplir.
Y la vida dejó que los años pasaran,
sin avisarte de que se iban para no volver
y sin decirte que vivieras los momentos,
que no dejaras de disfrutar de todos
y cada uno de aquellos locos días,
que se iban con inusitada y estúpida velocidad…