La noche habla y a gritos me dice tu nombre.
La noche negra y sin astros.
Me estremece con el recuerdo de tus manos,
y el sabor de tus labios.
Ella habla de nosotros, de lo que pudimos ser.
Ella habla y yo te pienso, te nombro.
Mi alma no encuentra consuelo, tan ajeno a mí,
ajena al roce de tu piel, de tu barba.
Como siempre frio y solitario, así te recuerdo.
El aroma del tabaco a buena mañana.
La noche habla y a mi solo me queda el recuerdo de nuestro sexo.
La noche habla y se burla de mi amor,
se ríe y mofa con este mi gran dolor.
Belleza y alegría hay en el amor, eso es verdad,
pero es su adiós quien mata como daga traicionera.