El miedo habla y seduce,
Te hace creer que en él puedes confiar,
como un Casanova se engalana,
impostor en una caja de sorpresas,
que se impone ante la abversidad.
Sin remordimiento te susurra y abraza,
sigiloso, abre su paragua
antes de llegar la tempestad;
no para que te sientas listo,
si no, para poderte anestesiar.
Creemos que el crepusculo nos abraza,
pero el miedo, es un camaleon natural,
a veces no lo podemos tan siquiera notar,
y se aferra a nosotros, privandonos de libertar.
Si estamos, si nos vamos, si volvemos a empezar...
si saltamos, si no hablamos, si gritamos la verdad...
si salimos o nos quedamos, si llega la noche y solo tenemos soledad...
si estamos acompañados o vemos fantasmas en la oscuridad...
si arriezgamos, si enfrentamos, si buscamos para encontrar...
si aceptamos, si decidimos, si ayudamos a los demás;
el miedo... en todos lados está.
Es imperativo que nos cuidemos al andar,
Este mal consejero puede llevarnos por senderos,
Donde luego no podremos regresar.