Sin lamentos, atajos, dolores,
silencios ilustres, anodinas imágenes,
no máscaras carnívoras,
recuerdos moribundos, enfermos.
¿Qué hay del amor?
Dirán una y otra vez
¿A dónde va esa muerte color ámbar?
Las palabras hechas polvo,
las horas a rastras como cadáveres,
ecos de carne, cicatrices sin herida.
Pero repetidamente el cúmulo,
de ayeres, de axiomas insolubles,
mentiras, placeres quiméricos.
Tantos venenos entre dos sustancias….
Para ser la industria de la angustia.
Pero qué caduco resulta un beso,
lleno de ilusiones, soledades amargas,
humanas fisuras, cerebros toscos.
Pero qué triste, ruidoso, amargo,
ese lazo invisible de papel,
roto ya, húmedo de lágrimas
¿Qué será entonces de los inquietos?
Osadas almas engañadas torpes frágiles,
de sueños castigados por sus deseos,
auroras de sus ojos lucidos con esperanza,
¿Porque tanto cariño?
Será la urgencia de calor su búsqueda,
hundidos en las cavernas del engaño
no sabiendo que no fue amor.