Quiero pensar en mí como una mujer distinta:
De aquellas que disfrutan de preparar postres
y que no desquitan su ira consigo mismas;
de las que disfrutan de abrazar y de no mentir casi nunca.
Desearía aprender a nadar en el mismo vaso de agua donde suelo ahogarme cada noche.
Anhelaría tan solo ser magnética, orgullosa:
Un jardín de rosas rojas cuando esboce una sonrisa de musa capaz de emular a un ángel que aprendió a crecer en medio de un infierno.
Sin embargo, no soy más que una farsante.