alupego (Ángel L. Pérez)

ÁRBOL MÍO...

ÁRBOL MÍO...



Sangre de leño caído,

mortalmente quedó herido,

un mortal tajo le hiere,

hacha de odio ha sufrido,

y en ese golpe final,

la muerte ha sobrevenido,

ni una queja, ni un suspiro,

en su destino fatal.



A su sombra medité,

pensé amparado en su sombra,

en su carne me apoyé,

y entre sueños dibujé,

paisajes que no se nombran,

su espalda cubrió la mía,

sus brazos al Sol vigilan.



Vencido quedó el gigante,

y en su carne vegetal,

sangró su longeva vida.

De madera son sus órganos,

de nombres de los amantes,

en su áspera piel viva,

décadas quedan grabados,

en la bondad que respira.



El cuerpo enjuto y total,

esbelta figura alada,

sus tentáculos amparan,

al cansado caminante,

y no le importa el semblante,

o si es joven o si es ya viejo,

la sombra refresca al necio,

al corrupto o al honrado.



Herido de muerte queda,

después de muerto hace leña,

se entrega, sin una queja,

y es tan vital su grandeza,

que hasta los fuegos alienta,

en su generosa entrega.

Su madera es su nobleza.



Angel L. Perez

https://www.poemas-del-alma.com/blog/usuario-188210

05/08/2021