Nací en aquella isla,
llena de ferviente alegría,
resplandeciente
con su belleza natural.
Nací en el mediterráneo.
Nací, nací, próxima al mar.
Y cuánto mar sale
cada mañana a saludar.
A cada instante,
noto palpitar
sus gotas en mi pecho.
Es una mar inquieto,
que con vista al horizonte
sonroja y eleva el espíritu.
Oh mar, no puedes
estarte quieto!
Oh camarada,
te llaman océano
pero tú te llamas mar,
tierno mar, dulce tu aroma,
y tus besos de miel y sal.
Y ahora que el sol
va subiendo,
mientras el embate
comienza a acechar,
sigues siendo
un mar estupendo:
juguetón y optimista,
con tus olas a galope,
pero qué galope,
fomentas el respeto,
y la esperanza,
eres justo con tu amor.
El pescador en su barca,
ríe, sueña y trabaja
en busca del pez
que le hará cantar,
y con tu alimento,
habrá un regalo,
un milagro único
que le hará avanzar,
con un pez cada día.
Ábrete canal nuestro,
buscamos la cueva,
y el cobijo del pobre,
mientras el viento
te acompaña.
Nunca pensé que diría
que me siento
tu hijo viejo mar.
Nací dentro tuyo,
siento tu inquebrantable
impulso, y la felicidad
la encontré junto a tí.
Oh mar, eres calmo
eres fiero,
eres mar, intempestivo,
digno mar,
eres maravillosa fusión,
con tus caricias,
con tus chispeantes gotas,
oh mar, eres mi vida,
y sin tu presencia,
moriría de tristeza
en brazos de otro.
Eres el milagro
que rompe aquellos problemas
que no valen nada.
Por eso, oh mar,
sigue dándonos tus milagros
noche y día, bajo tu manto,
nosotros continuaremos
amándote eternamente
porque en la lucha,
está tu milagro.
Galilea R